Desde el Hostal Avila de Zaragoza os damos a conocer la historia de una de las dos catedrales de Zaragoza, ambas Patrimonio de la Humanidad, LA SEO.

La Catedral de la Seo, primera catedral cristiana de Zaragoza, construida bajo la advocación de San Salvador, se levanta sobre el mismo espacio que antes habían ocupado el templo romano del foro, la iglesia visigoda y la mezquita mayor musulmana.

La Catedral de la Seo levantada junto al Ebro, bajo la advocación de San Salvador, primera catedral cristiana de Zaragoza, está construida en el solar del antiguo Foro romano de Caesar Augusta, de la iglesia visigoda y de la mezquita mayor de Saraqusta, de cuyo minarete todavía perdura la impronta en la torre actual. El edificio fue comenzado en el siglo XII en estilo románico integrado en la mezquita aljama y ha sido objeto de muchas reformas y ampliaciones por lo que encontramos una abigarrada yuxtaposición de estilos que van desde el románico hasta el neoclásico, del siglo XII a finales del siglo XVIII. La Catedral de la Seo es una iglesia de cinco naves y seis tramos cubiertos por bóvedas de crucería de la misma altura, lo que da al recinto aspecto de iglesia de planta cuadrangular de salón. En la cabecera se sitúan dos ábsides (originalmente tenía cinco ábsides) y, en el lado de la epístola, sobre dos de los ábsides desaparecidos, se emplazó la sacristía. Al extremo del lado del evangelio se construyó la Parroquieta para albergar el sepulcro de Lope de Luna.

La estructura de las naves está apoyada en contrafuertes que se cierran con muros formando capillas interiores. Cubre el crucero, que no destaca en planta, un cimborrio de hechura mudéjar.

El material constructivo fundamental es el ladrillo, habitual en la arquitectura aragonesa. El conjunto de la catedral, en su aspecto exterior, no refleja la estructura interna debido al cerramiento con muros de varios espacios circundantes como dependencias o residencias de los miembros del cabildo.

El acceso principal se realiza por el lado occidental, donde se levantó en la segunda mitad del siglo XVIII una fachada barroca clasicista que sustituyó al portal mudéjar del siglo XIV de cuyo lienzo aún se conservan restos. Completan el conjunto de la catedral el campanario barroco exento y el Arco y Casa del Deán, que conecta la catedral con un edificio exterior salvando la calle.

Exterior

El exterior de los ábsides de la que fuera mezquita mayor de la ciudad árabe denota en su tramo inferior su inequívoco origen románico en cuanto a su reforma cristiana se refiere. El interior de los ábsides, se conservan dos de los tres originales, conserva, en su decoración y estructura, aunque camuflada por posteriores añadidos, su prístino carácter románico original, de finales del siglo XII, con un interesantísimo grupo escultórico en las arquerías.

Junto a los ábsides se hallan los magníficos paneles de ladrillo de la llamada parroquieta de San Miguel, obra fundamental del mudéjar aragonés y construida en el último tercio del siglo XIV. Esbeltos arcos mixtilíneos y un complejo encaje geométrico semejan un rico tapiz árabe en el que se engarzan bellísimos mosaicos y piezas cerámicas.

La obra mudéjar se continúa a través de la tracería calada de los ventanales que se abren por encima de los ábsides, rematado todo el conjunto por el exterior del audaz cimborrio de principios del siglo XVI.

Completan los elementos exteriores más interesantes del templo la torre barroca, construida en las últimas décadas del siglo XVII, y la portada neoclásica, iniciada en 1786 sobre la mudéjar original.

Interior

La parroquia de San Miguel, construida por deseo del arzobispo don Lopez Fernández de Luna cuyo sepulcro, de rica y bellísima ornamentación, es considerado pieza esencial dentro de la escultura funeraria del siglo XIV europeo. La otra pieza singular de la parroquia es la esbelta techumbre, una rica muestra de la carpintería mudéjar.

En lo que es propiamente el recinto central del templo, que en su día debió ser de tres naves de estilo gótico, destacan las cinco naves, recientemente restauradas, en cuya cabeza se levanta el magnífico retablo mayor, obra, en lo esencial, del escultor Pere Johan y de Hans de Suabia. Hermosísimo y casi inverosímil es, asimismo, el cimborrio, construido en el primer tercio del siglo XVI en sustitución del primitivo mudéjar, como mudéjar fue también la primitiva torre. La influencia árabe en este cimborrio se evidencia en la forma octogonal de la cúpula y por el octógono estrellado formado en el cruce de los arcos que la sostienen.

El coro se sitúa en el centro de la Catedral, y fue mandado construir entre 1445 y 1447 por el arzobispo Dalmau de Mur. Está formado por 117 sillas de estilo mudéjar realizadas en roble de Navarra por los mazoneros catalanes Francisco y Antonio Gomar, el fustero Juan Navarro y el pintor Jaime Romeu. Las sillas son muy sobrias, decoradas con elementos arquitectónicos y algunos elementos vegetales, a excepción de las tres sillas de la presidencia que están algo más trabajadas. Cierra el conjunto una reja de bronce dorado rematada con esculturas de madera dorada de El Salvador, San Pedro y San Pablo realizada por Juan Ramírez entre 1721 y 1722.

La capilla de San Bernardo de Claraval es una de las obras cumbre del renacimiento aragonés. De entre 1549 y 1555, contiene las tumbas del arzobispo don Hernando de Aragón, quien la mandó realizar, y de su madre doña Ana de Gurrea.

La capilla de los arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael , o simplemente capilla de San Miguel, fue mandada construir y financiada por Gabriel Zaporta, señor de Valimaña, el 13 de octubre de 1569, con intención de convertirla en su capilla funeraria.

El museo de tapices de La Seo, ubicado en la sala capitular, posee una importante colección, compuesta por unos 60 paños de los siglos XV al XVIII, que permite contemplar diversas épocas de evolución del arte del tapiz, por lo que se puede considerar una de las más relevantes y completas del mundo.

En la sacristía de la Virgen se custodia el valiosísimo joyero con riquísimas y numerosas piezas de dudoso valor artístico, no así económico, salvo algunas excepciones.

En la sacristía mayor se conservan numerosas pinturas del siglo XVII y XVIII de las escuelas valenciana y aragonesa. Hay que destacar, además, el gran armario, en cuyo interior se conservan los relicarios y cuyas puertas fueron pintadas por José Luzán, maestro de Goya. En su interior se conservan, entre otros, los bustos-relicarios de San Valero, patrón de Zaragoza, San Vicente y San Lorenzo, procedente de los talleres de Aviñón y donados al templo por el papa aragonés Benedicto XIII. Encontramos también la custodia procesional, que realizó el orfebre Pedro Lamaison (con base en un dibujo de Damián Forment) entre 1537 y 1541 con 218 kilos de plata y el olifante de Gastón de Bearn, tallado en marfil con la técnica árabe del siglo XI.

 

Desde el Hostal Avila nos gusta hablar de los monumentos de nuestra ciudad, de sus eventos, de sus fiestas, pues bien, nos sentimos orgullosos de ser maños, de pertenecer a Aragón, de ser de Zaragoza, ciudad histórica, ciudad de futuro.

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